Todas las experiencias, en orden cronológico
Cerca de la estación de Chamartín, en la calle Padre Damián, frente al hotel NH Eurobuilding en verano de 2017 abre sus puertas un restaurante llamado Rocacho.
Hace ya unos cuantos años, en el patio de las tabas, en el edificio de las francesas de Valladolid, abrió sus puertas El Consejero del Rey. Enseguida se hizo un nombre y en el 2014, nos entristeció a todos por su repentino cierre ante un desacuerdo con el dueño del local. Sin embargo, cual ave fenix resurgió de sus cenizas y reabrió en la calle Francisco Zarandona, en la anterior ubicación de otro restaurante emblemático de Valladolid del que nos ocuparemos en otra ocasión, La Garrocha.
Una de las calles más emblemáticas, en cuanto a restauración se refiere, de mi ciudad es la calle de correos. Y sin duda uno de los establecimientos más conocidos y con más historia de dicha calle es el restaurante Zamora.
Matapozuelos es una población situada unos 30 kilómetros de Valladolid. El restaurante, que abrió hace 12 años, está ubicado en lo que fue una casa de labranza del siglo XIX. El nombre, La Botica, es debido a que ese fue su destino en un pasado y cuando lo han restaurado han conservado parte del mobiliario original. Llevábamos tiempo oyendo que hacía buena cocina, aunque por la distancia lo habíamos ido postergando. Este año dicho restaurante fue galardonado con una estrella Michelín, espaldarazo definitivo para ir a probar su cocina.
Últimamente había oído hablar bastante de un restaurante en Herrera de Duero, pueblo cercano a mi ciudad, y aprovechando una cita con unos amigos con coche, nos acercamos a probar si su fama era merecida o no.
A unos cinco kilómetros de Cuellar, municipio en la frontera entre las provincias de Valladolid y Segovia, se encuentra el santuario de Nuestra Señora del Henar. Lugar de peregrinaje sobre todo en los fines de semana de los meses estivales. Dentro de la oferta hostelera del santuario hay un restaurante homónimo. Y que es el objeto de la presente crítica.
Hay veces que las cosas se tuercen y esta vez fue una de ellas. Después de una reserva en un tailandés en el que nos quitaron la mesa por un leve retraso, (ya os contare donde otro día), aprovechamos que estábamos en la zona de clara del rey y para visitar un japones pendiente.
En el límite de las provincias de Zamora y Valladolid, se encuentra Benavente. Una de las más bellas ciudades castellanas. En sus alrededores apartado del mundanal ruido se encuentra el ermitaño, restaurante objeto de nuestra visita en esta ocasión.
En el local del que fue uno de los mas famosos italianos de Valladolid: Don Giovanni, hoy intenta lograr el éxito de su antecesor una brasería cuyo nombre coge de su ubicación en una de las plazas con más historia de nuestra ciudad.
Junto a lo que en un pasado remoto fue la antigua plaza de toros de valladolid, hoy viejo coso, se encuentra un pequeño local de comidas, que ellos mismos han descrito como "gastrobar".