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Jueves, 21 Noviembre 2013 13:41

El Ermitaño

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El entrada

Creativa Zamora Excelente

 

En el límite de las provincias de Zamora y Valladolid, se encuentra Benavente. Una de las más bellas ciudades castellanas. En sus alrededores apartado del mundanal ruido se encuentra el ermitaño, restaurante objeto de nuestra visita en esta ocasión.

 

Pese a lo escondido de nuestro protagonista, la buena señalización facilitó que no nos perdiésemos. El restaurante está dentro de un recinto cerrado con amplios espacios verdes, salones para grandes celebraciones, una ermita pequeña pero muy bonita y un bar con una amplia barra y mesas, desde el que se accede al piso superior donde está el comedor.

 

El comedor es el típico salón castellano de techos de grandes vigas, con suelo y muebles de madera. Las mesas, a primera vista demasiado juntas, elegantemente vestidas y totalmente montadas. Un sitio que rebosaba elegancia y tradición.

 

Enseguida vino el jefe de sala a traernos las cartas y nos sugirió dos menús; Uno con los platos más conocidos de la trayectoria del restaurante y otro con la propuesta para esta temporada otoñal. Nos decantamos por la propuesta estacional, aunque el otro tenía una pinta estupenda también.

 

La sopa de bacalaoEl entrante era una sopa de bacalao ahumado con vieira asada. Tengo que reconocer que fue uno de los mejores platos que he comido nunca. La sopa tenía ese regusto al pil pil del bacalao, con el espesor justo. Cada cucharada, de meloso y caliente contenido, estallaba con un sabor salino en el paladar y el cerebro gritaba (más, quiero más). La vieira asada, al contrario que sucede cuando se hace a la plancha, había modificado su textura y era como blanda y gelatinosa y con un profundo sabor dulce. Sin duda un plato que recordará mucho tiempo. 

 

Después vinieron los entrantes:

 

Conejo de monte con verduras, endivia morada, uvas, queso y praliné de piñones. No estaba mal, pero era como un montón de cosas, independientes unas de otras y no daban por tanto una cohesión al plato. Cada cosa por separado, el conejo escabechado, el crujiente de queso, las uvas… estaban bien. Pero no funcionaba como plato. Supongo que es fruto de la moda de la cocina modernista de llenar con una pinza el plato de cosas.

 

Tartar de potro a la mostaza con cebolletas, alcaparras, y cremoso de pato al PX. Un tartar es una carne roja cruda a la que se le da sabor mediante especias y encurtidos. El clásico lleva alcaparras, pepinillos, cebolleta, yema y clara de huevo cocido, salsa Worcester, mostaza, pimienta, tabasco y aceite de oliva. Uno de los detalles más importantes a cuidar es que la emulsión de la salsa esté bien hecha para que el tartar no suelte aceite. En este caso se acompañaba de una salsita de fuá. No es el mejor steic tartar que he probado pero estaba aceptable. La carne era de una excelente calidad y no se había oxidado.  Si bien estaba un poco flojo para mi gusto.

 

El esteic tartarHuevo de corral con angula de monte, langostino de Sanlucar, parmentier de ajo asado y crujiente de curry. Una vuelta del “huevo de pollita a baja temperatura con hongos” que tanto se ha popularizado en los últimos tiempos. En este caso un huevo cocinado a baja temperatura, acompañado de un langostino, trompeta amarilla, y unas tiras crujientes. La verdad es que los snacks, ligeros, crujientes  y con un profundo sabor a curry estaban estupendos. El langostino y el huevo eran de indudable calidad y frescura. Ambos estaban también deliciosos y pegaban totalmente con el acompañamiento de ajo y las setas. No es un fallo, pero personalmente prefiero la textura firme de otras setas que la ligereza de la trompeta para este plato… pero es solo una cuestión de preferencia. El plato estaba muy bien hecho y resultaba redondo y exquisito.

 

Tras ello llegaron los platos principales:

 

El pargo salvaje con guiso de lengua de ternera adobada, ñoquis, y oreja de judas al ibérico. Un plato complejo, muy bien conceptualizado, intentando meter el otoño en el plato, con las setas, una seta concretamente con una textura parecida a la oreja de cerdo, con ese toque cartilaginoso. Una salsa potente con sabor a matanza. Y un pescado en su exacto punto de cocción. Un plato sabroso, incluso suculento. Por ponerle un pero el pargo tiene un sabor excesivamente sutil como para que sobreviviese a la compañía de esa salsa. Si comías primero el pargo y después la salsa el plato funcionaba. Si lo juntabas el sabor del pescado desaparecía quedando sólo el juego de las texturas.

 

El lomo de ciervoEl lomo de ciervo asado en sal de hongos, con su jugo, y risotto de boletus edulis al queso de oveja zamorano. He de reconocer que a estas alturas de la comida estaba ahíto y me costó atacar este plato. El solomillo estaba un poco más pasado de lo que me suele gustar y por tanto un pelín más seco, pero el sabor era estupendo. Y el arroz pese a ser, en cuanto a sabor, uno de los mejores que he probado en mucho tiempo, tenía un punto de dureza en su centro que lo alejaba de la perfección. No obstante el plato funcionaba y era jugoso y los sabores salinos del jugo del ciervo y del queso se complementaban a la perfección.

 

Por último de postre nos ofrecieron:

 

Reineta, pera, regaliz, te negro y especias. Primero te presentan una copa con una bola de helado, frutas, y dos cubitos de gelatina y el camarero te vierte una especie de sopita. Es uno de los mejores postres que he probado en tiempo. Multitud de sabores y olores distintos. Sin duda un postre memorable.

 

Leche, cacao, avellanas y azucar. En una pizarra te traen elementos que contienen esos cuatro ingredientes y al juntarlos se produce la magia. He de decir que no esperaba que supiese a nocilla… pero el resultado es sorprendente. Si bien recuerda más a la nutella que a la nocilla. Sorprendente sin duda.

 

En resumen, una experiencia increíble, en un marco memorable. Un lugar al que por su precio no se puede acudir a diario… pero sin duda una excelente opción para darse un homenaje de vez en cuando.

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Leído 2505 veces Modificado por última vez en Miércoles, 11 Diciembre 2013 21:49

1 comentario

  • Enlace al Comentario Sandra Domingo, 24 Noviembre 2013 11:34 publicado por Sandra

    Quizás para alguien no acostumbrado a semejantes lujos pueda todo sonar exagerado, mas puedo ser ignorante pero no tonta y como a todos me encanta lo bueno.
    Si lo bueno está rodeado de buen trato y un lugar que emana alegría y paz, se convierte en excelente.
    Un largo menú degustación elaborado con imaginación, modernidad, paciencia, mano experta y casi me atrevería a asegurar que pasión por la cocina, logra de "El Ermitaño" una experiencia realmente inolvidable.
    Cabe destacar la mezcla de texturas y sabores, el juego en los postres de las sensaciones de calor y frío unidas, una inclinación soberbia hacia la "adivinación" del gusto del cliente. Platos homogéneos que entraban por la vista y viajaban fácil por el paladar y platos heterogéneos que daban pie a mezclas inverosímiles a elección del comensal.
    Tuve la gran suerte, además, de volver a compartir unas horas "muy cortas" en adorable compañía, que convirtieron un menú que yo en mi humilde opinión califico de excelente, en un día para recordar.
    En resumen, como dice un gran crítico, volvería, por lo tanto es digno de la más alta calificación y recomendación. ;-)

    PD. No nos hizo falta bañar los manjares con vino.... "Nos embriagamos de alegría". (La puntualización no es mía, pero me encantó. Tenía que ponerlo....)

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Desde que tengo recuerdos, siempre has estado a mi lado, e incluso antes de lo que puedo recordar. En tu nombre y siempre junto a ti he vivido; y muchas son las vivencias en las que siempre apareces. No hay día en que no piense en ti, y si un día no te he visto... no ha sido lo mismo.


Por ello, hoy, creo que estoy preparado para reconocer la importancia que tienes en mi vida, es más, reconozco que sin ti no entiendo la vida. Y por ello quiero publicar este blog para que todo el mundo lo sepa.

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