Todas las experiencias, en orden cronológico
En esta ocasión habíamos estado haciendo unas gestiones por la zona de Chamartin y decidimos probar en un restaurante gallego. El establecimiento elegido fue la penela de la calle infanta Mercedes.
Nos apetecía comida étnica y quiso la suerte que por la zona en la que estábamos hubiese un hindú. En esta ocasión el establecimiento elegido fue el Fathe Pur.
En esta ocasión el tiempo frío aconsejaba una visita a un restaurante de comida contundente, y como tanto a mi mujer como a mi nos apetecía cocido, decidimos visitar un local histórico.
Una vez más aprovechamos un fin de semana tranquilo y sin amenaza de lluvia para acercarnos a Madrid para realizar nuestra afición favorita, el turismo gastronómico. En esta ocasión el establecimiento elegido fue un restaurante japonés llamado samurai.
Si hay un local emblemático en la restauración vallisoletana sin duda es la criolla. Corrían los años 80, cuando a "Paco el de la Criolla", como se le conoce en estas tierras, le dio por hacer una apuesta original. Era una especie de megaplato combinado para grupos, lo que conocemos normalmente como tablas. No solo fue de los pioneros en utilizar esta técnica, sino que tras casi 30 años sigue teniendo este formato en su oferta porque la gente lo sigue demandando.
Pocas veces voy tan a ciegas a un establecimiento como a nuestro protagonista de hoy. Por lo general, antes de seleccionar un local hago una investigación previa. Bien en revistas, foros, páginas e incluso preguntando a cocineros donde comen ellos. Sin embargo en esta ocasión una sugerencia de un gran amigo, que había oído hablar de él fue suficiente para ir a probar.
Hace años un amigo mío regresando de Galicia paró en medio de ninguna parte a comer en un restaurante situado en un cruce de carreteras. Fue la primera vez que oí hablar de él. Es un restaurante de fama nacional conocido sobre todo por su saber y maestría en el manejo de las setas.
Un día volviendo de Madrid, decidimos parar a comer en Arévalo. Una población con una extensa oferta gastronómica. El establecimiento elegido fue el "Siboney" por haber ganado en el año 2010 el premio nacional de gastronomía.
Muy pocos locales en el mundo pueden decir que tienen a sus espaldas más de 150 años de historia, pero muchos menos son los que durante esos 150 años han sido un referente en la oferta hostelera de una ciudad.
Si hay un sitio en Valladolid que destaca por su fama de bar de pinchos es el establecimiento elegido en esta ocasión. Cada mañana un mar de pinchos invade la barra de este local, con nombres tan sugerentes como "Misión Imposible", "Matrix" o "Galáctico".