LoGourmet

La Tagliatella es un restaurante italiano, que anteriormente estuvo en la calle Menendez Pelayo, junto al hotel Mozart. Sin embargo hace ya unos años cambió su nombre y pese a que en dicha ubicación sigue habiendo un italiano, ya no es la tagliatella. La actual ubicación de este restaurante es en la acera de recoletos nº16.

El entrar hay una barra, que una vez superada lleva a un local que engaña desde fuera, es inmenso. Un local precioso, en madera y tonos ocres, con multitud de detalles decorativos. Si bien no resulta recargado. Las mesas, que son muchas, gracias al espacio no están juntas en absoluta lo que hace que no te sientas comiendo con el de al lado.

Nos acomodó una señorita que en todo momento mantuvo una luminosa sonrisa. La carta es inmensa, con pastas, pizzas, antipasti, carnes, pescados, risotti. Pensábamos haber pedido de primero un risotto para mi, un plato de pasta para mi señora, y dos pizzas, una para cada uno de segundo. La amable camarera nos dijo que ni se nos ocurriese, que con un plato de pasta para los dos y una pizza para compartir teníamos más que de sobra.

Al final por consejo de la señorita pedimos unos papardelle al pepe nero con salsa salame e verdure, es decir, papardeles a la pimienta negra con salsa de ibéricos y verduras y una pizza cuatro estaciones.

Mientras venían los platos pedimos unos panes de la tagliatella, son tiras de masa con cebolla, aceitunas o salsa de tomate. Están deliciosos

La pasta estaba al dente perfecta, y con sabores llenos de matices. La pizza es de pasta fina y crujiente como las que a mi me gustan según la tradición italiana y no esas de masa como de pan mas americanas. El relleno de la pizza era jamón, champiñones, alcachofas y atún, es decir, las cuatro estaciones. En nuestro caso pedimos cebolla porque me encanta la jugosidad de la cebolla en la pizza, con lo que tuvimos cinco estaciones. Deliciosa.

Menos mal que la camarera nos aconsejó bien. La pizza la terminamos bien, pero el plato de pasta que ponen es inmenso, tanto en mi plato como en el de mi señora volvieron con algo de pasta para la cocina.

De postre tienen propuestas tan sugerentes como la tarta de queso, el bocconcino, o el tiramisú. Sin embargo, dado lo copioso de la comida nos decidimos por compartir unos helados artesanos. Cuatro bolitas, chocolate y coco para mi señora y crema a la pera y vainilla con catanias para mi. Simplemente perfectos, sobre todo el coco y la pera. El de vainilla creo que me hubiese gustado más sin rellenos.

Para terminar un excelente café. Y todo por menos de 25 euros por persona. Una relación calidad precio impresionante.

En resumen, un lugar que dado la cantidad de platos a probar y los pocos platos que puedes pedir cada vez, a buen seguro que tardaras tiempo en probar toda la carta. El local es precioso, la atención exquisita. Sin duda un local excelente al que aconsejo a todo el mundo que vaya.

En el edificio del local están haciendo obras, tan pronto como quiten los andamios realizaremos la fotografía de la entrada.


REVISADO 19/05/2012 Esta vez acudí a cenar con un amigo un viernes por la noche. El local estaba bastante lleno. Pedimos una pizza di mare y una pasta rellena de fua con salsa de setas. Todo regado con un lambrusco tinto. Decididamente no era su día. De primeras equivocaron el vino y nos trajeron un rosado, que tuvieron que retirar. La pasta estaba bien de sabor, pero estaba dura, no al dente. Pedimos que nos la sustituyesen y la segunda vez, si bien estaba mejor que la primera no estaba al dente tampoco. Mi consejo es que pidais pasta fresca pero no rellena, no consiguen el punto porque les da miedo pasarse y que se les rompa. Obviamente es tan facil como esperar el tiempo que recomienda el fabricante y después probar cada minuto y retirarla cuando esté al dente. Ya que la pasta nunca cuece igual, depende de la temperatura ambiental, de la humedad, de la altura respecto del nivel del mar, hasta del material con el que la remuevas. Pero claramente no lo hacen. Dejan la pasta el tiempo que dice el fabricante y ya está, y por eso no sale como debiera.

Por último la pizza, mi amigo, que es italiano y de esto entiende un rato,  no es pizza, sino focaccia. La diferencia es el trabajado y estirado de la masa. Es demasiado fina para poder llamarlo pizza. Algo que se nota tambien porque el borde se curva con el horneado, y no tiene masa suficiente para sostener una porción en el aire con una mano. Y además el borde se desintegra en miguitas cuando lo tocas. Y no es normal que vendan la focaccia como pizza. Es como si nos vendiesen un montadito de lomo y nos cobrasen un bocadillo de lomo. Si bien hay que reconocer que las gambas y los langostinos estaban jugosos como no los he probado en otros sitios. De postre pedimos helados y si que son artesanales porque no estaban igual que el primer día. Quizá por los cambios tan bruscos de temperatura o porque los ha hecho otra persona. En fín, quizá un mal día, o quizá el barullo... pero la irregularidad del restaurante me obliga a replantearme el excelente y queda en correcto.

Eso si, el trato del personal muy bueno, intentando agradar en todo momento. Y la relación calidad precio sigue siendo mejor que en otros. Ya os contaré como evoluciona en futuras visitas.