En un local que ha vivido cuatro intentos de triunfar primero como bar de tapas (entre tapas y vinos), después como pizzería (pasión de Trevi), luego como taberna de pescado imitando al sur (el capricho de mar) y un último bar un poco más de autor (la atrevida)… se cumple de nuevo con otro dicho español… “no hay quinto malo” y abre sus puertas JIAPAN, un restaurante asiático en el que se degusta principalmente cocina japonesa pero tiene platos de otros países cercanos.
Nada más atravesar la puerta te reciben afectuosamente en una barra en la que se puede tapear, si prefieres esa opcion, y te acompañan diligentemente a tu mesa. En nuestro caso una mesa de tres al fondo del local. Local que tiene el problema de ser un pasillo alargado. Tras preguntarnos por la bebida nos la traen a la vez que las cartas. Pedimos para compartir. Pollo frito, arroz con pollo y curry, ramen, gyozas, y niguiris variados, y de postre helado de té verde, helado de avellana y tarta de queso.
Como es para compartir te van trayendo las cosas poco a poco… no como en otros restaurantes asiáticos donde te sirven todo a la vez y se termina enfriando. Las giozas, empanadillas japonesas, tienen la masa muy fina y están ligeramente fritas lo que les da un crujiente muy agradable. Están de moda y hay muchos restaurantes de fusión que las ofertan, pero estas son las auténticas. Están increíbles. Tienen dos arroces, el royal y el de pollo con curry. Sin duda éste es mi favorito, pollo crujiente y perfectamente hecho en una salsa que termina empapando el arroz, cual rebanada de pan para untar y da un lujo de sabores que añoras volver a probar. El pollo frito es otro plato lleno de sabor. Bolitas de pollo frito, como si fuesen nuggets, sobre un lecho de lechuga y con una mayonesa japonesa. Un plato delicioso. El ramen, es de carne y se ajusta a los cánones de la receta, sin embargo creo que falla en la proporción caldo, pasta, acompañamiento, es mucho caldo y poco relleno con lo que al final queda una bañera de caldo que se hace largo. Yo reduciría el tamaño del bol.
Un espacio aparte merecen los niguiris. Al igual que con el resto de las recetas de arroz… confundimos las recetas originales con arroz con cosas. Que pocas veces una paella es una paella, sino arroz con cosas en una sarten plana de dos asas. ¿Quién puede presumir de haber comido un buen risotto en España? Yo he pagado más de 100 risotti pero realmente no he comido más de 10. Los demás eran arroz espeso con cosas. Y del mismo modo que destrozamos el recetario hispano y el italiano… lo hacemos con el nipón. La palabra su-shi, viene la unión de las palabras “Su”= vinagre y “Shi” es una aféresis (es cuando se produce una pérdida de parte de la palabra como bus por autobús) de “Meshi” = arroz. Así pues sushi no es más que arroz avinagrado. Sin embargo en pocos sitios se nota ese sutil equilibrio entre el dulce y el agrio del arroz. Pues en éste restaurante sí. Probamos unos excelentes niguiris de anguila, y vieira. Y otros no tan estupendos tanto de lomo de atún como de ventresca. Sin duda el rey, que sólo lo tienen por encargo es el de carabinero.
Los postres excelentes los helados y la tarta de queso un poco pesada.
En resumen un local que tanto por la materia que trabaja, como por el sabor de sus platos, por una atención magnífica y un precio más que ajustado (siempre que no os paseis pidiendo niguiris) constituye una excelente representación de la gastronomía nipona. Sin duda para repetir.