El edificio en el que se encuentra el establecimiento es una casa típica asturiana, con su verja y todo. En el patio, tienen la terraza, que cuando hace bueno se llena. En el interior hay una barra y a ambos lados estancias con comedores. Pese a que no hacía malo del todo, decidimos comer dentro.
Nada más entrar nos atendió una señora muy amable y correcta. Nos trajo el pan y la bebida junto con las cartas, y nos informó de todo lo que había fuera de carta. Para empezar pedimos unos chupa chups de pulpo y langostinos tempurizados en salsa teriyaki, y unos huevos de aldea con patatas. De segundo fabes con marisco y risotto de setas.
Los chupa chups, estaban deliciosos, aparte de la calidad del marisco, tanto de los langostinos como del pulpo, el rebozado, ya que era un rebozado, no tempura, estaba delicioso. Era una brocheta servida verticalmente como en un florero. Y la salsa teriyaki que acompañaba el plato estaba muy bien hecha, tanto por su textura como por su sabor. Un plato totalmente recomendable.
Los huevos de aldea, eran unos huevos rotos de toda la vida, con sus patatas fritas, su yemita a medio cuajar, pero no por conocidos dejaban de estar soberbios. Maravillosos.
Las fabes con marisco estaban, como dice mi admirado Sergio Fernández, para ponerles un piso. El sabor del marisco, fundamentalmente nécora, inundaba la salsa y la alubia estaba en su perfecto punto de cocción. Totalmente hecha pero resistente al mordisco. Una delicia.
Y por último el risotto estaba maravilloso, con el arroz en su punto y cada grano expresaba a la perfección su sabor. Que difícil es meter el sabor dentro del arroz y dejarlo ahí sin que se escape. Pues aquí lo saben hacer. Como aditivo de presentación le ponen un poco de puerro frito que le da un toque crujiente al plato que le aporta un plus de calidad.
Como colofón pedimos de postre un plato tan sugerente como tentación de chocolate y un sorbete de mandarina. El sorbete de mandarina estaba soberbio, sin que se notase ese sabor que tienen algunos helados del espesante o del conservante, que es como un toque láctico artificial en el paladar al final, y que deja una sensación grasa. Este era puro zumo de mandarina congelado, pero conservando una textura cremosa. La tentación de chocolate era una delicia de texturas, temperaturas y clases de chocolate, que tuvo a mi mujer sin hablar 10 minutos.
Por último un café reseñable.
Pero eso no es todo. El sitio es maravilloso, la comida excelente, y el precio muy asequible, sin embargo todo ello quedó eclipsado por un trato profesional de sobresaliente por parte de la señora que nos atendió. Se preocupaba tanto y estaba ten pendiente que llegué a pensar que era la dueña. Nunca vi a un empleado tratando así el negocio. Un 12 sobre 10.
En resumen un establecimiento excelente al que sin duda volveré.
Martes, 13 Diciembre 2011 14:00
Traslaburra
En Oviedo, en la Plaza de Trascorrales, hay una estatua de bronce de una lechera que acarrea leche a lomos de una burra, justo detrás está este restaurante.
Información adicional
- Localización: Calle de San Antonio, 8, 33003 Oviedo (Ver mapa)
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