“¡Fuera! Con vuestras ilusiones de endebles romances,
Esos tejidos de mentira por la locura urdidos;
¡Dadme el brillo de la mirada que inspira al alma,
O el éxtasis que mora en el primer beso de amor!”
Llevando el poema a un ámbito gastronomico, podríamos decir que en ocasiones buscamos una cajita tan mona y un engaste tan rematado que al final la piedra del anillo, que debería de ser lo que brillase… no lo hace. Eso es Diverxo. En otros restaurantes con tres estrellas Michelin lo importante es la experiencia. Hay un relato, unas presentaciones, una escenografía, una motivación de la vajilla, o de la presentación del plato (recuerdo charlas interminables acerca de mar y sostenibilidad en Aponiente, o historias hasta de la tierra del jardín de detrás de su casa en los roca, justificaciones en Mugarizt,… hasta en Ambivium en Valladolid (próxima estrella, ya lo veréis) me intentaban colar un taco mexicano de pato como una merienda de jornaleros en el descanso de una abrasadora jornada de vendimia), y detrás de todo eso también hay comida. Pero desde luego a ninguno de esos sitios se va a comer, son establecimientos a medio camino entre restaurantes y teatros de variedades.
En Diverxo tienen claro que son un restaurante. Por eso solo hay COMIDA, vale que el sitio en el que te sientas es de una manera para que estés cómodo, cierto que la vajilla está cuidada hasta la extenuación, vale que hay experiencia… pero ésta está al servicio de la comida no compitiendo con ella.
Producto, producto, producto. Por tu mesa desfilan: angulas (en temporada), buey Kobe (del de verdad, no eso que venden por ahí como guayu), bogavante, cigala, carabinero, ancas de rana, gambas rojas, caviar, erizo…. Y así hasta 25 pases con una cadencia uniforme sin que existan ni prisas ni esperas. Con precisión militar. Y en cada producto la genial interpretación de Dabiz, con sus toques asiáticos, o mejicanos, o hindúes o adaptaciones de la cocina de siempre reinterpretando una hamburguesa, o un rabo de toro o una pepitoria. Sin historias… solo cocina, cocina, cocina.
Entiendo que alguno de los asiduos a restaurantes estrellados me hayan comentado que no les convence Diverxo del todo porque no hay parafernalia, solo sentido del gusto sin límites. Tres horas de disfrute hedonista.
Me vais a permitir que no os cuente nada sobre el local o sobre el show porque es mejor simplemente probarlo. Para mí es el nº 1 de los triestrellados. Solo deciros que hay que ir al menos una vez. Si os enamora, como me ha pasado a mi, volveréis.