LoGourmet

El local es sobrio con suelo de baldosa castellana y pocos detalles en sus blancas paredes. A la entrada hay una barra donde alternar, y unas mesas para disfrutar de las tapas con las que intenta sorprender Carlos, el anfritrión que a la par que dueño es el cocinero del local.

El comedor se encuentra arriba, y como teníamos reservado, subimos directamente. Muy amablemente nos colocaron en la mesa y nos trajeron las cartas, y al poco la bebida. Pedimos como entrantes pulpo a la parrilla con espuma de patata, rabo de toro en tempura con juliana de pimiento y reducción de Pedro Ximenez, y de segundo medallón de ternera y tostón confitado.

El pulpo lo sirven en una teja, y está simplemente delicioso, si bien la ternura depende del día, en esta ocasión estaba quizá demasiado blando para lo que a mi me gusta en un pulpo. Ya que entiendo que el pulpo tiene que tener, sin llegar a ser chicloso, algo de dente.La espuma de patata muy rica y acompaña perfectamente al plato. El rabo de toro deshuesado en tempura, es sin duda el plato estrella este restaurante y una de sus inequívocas señas de identidad. Es meloso, a la vez que crujiente y al morderlo sientes el intenso sabor de un guiso preparado durante horas y las tiras de pimiento que acompañan también están deliciosas. Un imprescindible.

En cuanto a los segundos el medallón venía acompañado de calabacín, berenjena y tomate a la brasa... quizá un pelín pasados de tueste para mi gusto. Creo que ese nivel de brasa ya empieza a tener benzopirenos que son lo más adecuado para la salud. En cuanto a la carne estaba tierna pero con la falta de sabor característica de la ternera. Si te gusta la carne blandita y con poco sabor sin duda este es tu plato. Yo la próxima vez me pediré el chuletón de vacuno mayor que seguramente colmará mis expectativas. En cuanto a tostón muy jugoso, con la piel crujiente y muy rico, venía servido sobre un pastel de patata y acompañado de fruta que limpiaba la sensación grasa del cochinillo. Sin duda un buen plato.

De postre pedimos un plato llamado "casi tiramisú" que estaba muy bueno.

Es un restaurante para degustar cocina tradicional con un toque innovador, bien en su realización, bien en su presentación, que hace que merezca la pena probar este sitio. Una opción excelente para degustar la cocina vallisoletana.